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De regreso a Máncora y un hecho inolvidable.

Noviembre 2019. Recuerdo que habíamos planeado el viaje a Máncora meses atrás. Me sentía emocionado porque me había pedido que viajáramos juntos. Yo sabía que él era un hombre de mundo, de viajes y de aventuras, por otro lado yo era más un chico de Ciudad, de juergas y de experiencias reducidas. Los meses pasaron volando, ya cuando menos lo pensaba el día había llegado. Aparte, tenía que ir con mi amigo porque su cumpleaños caía esos días, y él quería sumarse al viaje por lo que trajo a alguien más, de quien sospecho yo que iba a ser su pequeño amorío de playa. Cuando me lo encontré en el aeropuerto y volví a verlo después de cuatro años, me dieron sentimientos encontrados, aunque lo ví cansado y con el rostro descompuesto, había trabajado día y noche las últimas semanas... Luego fuimos a la zona de embarque, empezamos a conversar y a ponernos al día sobre todas las cosas que nos habían pasado los últimos 4 años, también hablamos un poco de política y aeronaves. Cuando llegamos a Piur

Arrepentimiento de un celoso empedernido.

Ya han sido 2 meses, 9 días y unas cuantas horas desde que me dijiste que lo nuestro ya no daba para más, que el amor es un amalgama de cosas y que a mi me faltaba encajarte algunas. Mi concepto de ti siempre fue el de un excelente chico educado, intelectual, cariñoso y cambiante. Ojalá hubiese sido mas paciente en lugar de gritar Ojalá hubiese sido más comprensivo en lugar de juzgar Ojalá hubiese podido abrazarte y besado más  Sentirte cada vez que dormíamos juntos y no apartar mi mente en otro instante, aún así el eventual recuerdo que esto demandaría me hiciera quebrarme aún más con nuestro eventual fin. Es extraño como reacciona mi ser, de una manera incesante te estuve odiando las últimas 2 semanas y las semanas anteriores a estas, triste, melancólico y tratando de superarte, derramando lágrimas en cualquier parte inimaginable de la ciudad. Yo no supe amarte, es la verdad, pues mis celos e inseguridades comenzaron a invadirme; no sé por qué no le puse un alto tampoco

Una antipática comparación de mi parte.

Otra vez me encuentro en el trabajo, sentado en medio de dos compañeros: a mi izquierda un señor de 65 años de edad y a mi derecha otro señor de 45 años de edad. Este día en particular, he sentido cierto rechazo y apatía al señor de mi izquierda.  Cada día, de lunes a viernes, desde que estoy trabajando en mi actual centro de trabajo; me levanto a las 6.45 a.m. con mi alarma programa del Iphone, me alisto, tomo el desayuno y parto hacia el trabajo con una hora de viaje. Cada día viene a ser la misma rutina desde Junio del 2017, aburre, ya que un chico de mi edad estaría más preocupado por viajar, estudiar en otro país, etc. Mi situación laboral actual no me permite darme el lujo de tener vacaciones, ya que estar con prestación de servicios, no es exactamente un régimen en el cual tenga el beneficio de las vacaciones.  Me siento cansado, y vengo planeando, postulando a otro trabajo que ofrezca mejores beneficios y mayor comodidad en el sentido del párrafo anterior.  El señor de m

Domingo 30 de Setiembre

Estoy en medio del trabajo y espero a que termine la semana, a que llegue el viernes, para por fin liberarme, hacer las cosas que me gustan, tener tiempo para mi y las personas que me rodean y que quiero.  Sobretodo cuando tienes enamorado, novio, pareja o simplemente una persona especial; la semana viene a convertirse en una reflexión larga sobre qué es el tiempo. Quieres que termine de inmediato, para así hacer de las tuyas.  En mi caso, trato de recurrir al trabajo lo más apacible posible a pesar de estar en esta ciudad que es un caótica, Lima la gris, cuyo problema del tráfico es actualmente cuna y causa de muchos males mentales para las personas. Por eso trato de que no me sobrelleve, sino viceversa. Usualmente la rutina de mis días de semana son: levantarme, asearme, tomar el desayuno, cambiarme, ir al trabajo, sobrevivir a la jornada, salir del trabajo, ir a casa y así hasta el viernes. A menos que exista un break en medio de la semana, como por ejemplo quedar con mis ami

Somos lo que soñamos

La noche es mi amiga pues en ella se esconden mis miedos, locuras, mis mas sublimes pensamientos, aquellos que nunca nadie sabrá. Es pasiva y tranquila, me entiende, sabe que quiero estar solo en paz, todos duermen, nadie habla; el ruido se va. La noche sabe, que no se puede confiar en el hombre, en ninguno. Es consejera porque te enseña el camino de la verdad, el que debes elegir. Oculta mis penas, mis lágrimas. Me oye sin refutar, la noche está ahí, fría cuando debe de serlo. En la mas penumbrosa de las oscuridades te muestra la luz. En la más silenciosa de las situaciones te hace escuchar el sonido del viento. En esta vida nacemos solos y morimos solos, transcurren nuestras experiencias: crecemos, lloramos, sufrimos, nos enamoramos, nos deprimimos, reímos, y al final solo somos nosotros. La noche es nuestra amiga porque en ella soñamos. Somos amigos de la noche. Somos lo que soñamos.

Nunca lo hablamos.

Hoy escuché esa canción que ponías cada vez que hacíamos el amor (Stolen Dance de Milky Chance). En un principio me pareció triste pero a medida que la situación iba avanzando me parecía que la canción se prestaba para unirse a nosotros y mezclarse en ese momento. La escuché y empecé a recordar, la escuché y empecé a llorar. No quería seguir llorando por ti, ya me lo había dicho hace rato, pero esta canción me hizo entender que tengo memoria auditiva, entonces los recuerdos empezaron a aparecer delante de mis ojos, cada vez mas fuertes cada vez mas reales. Recordé tu sonrisa que me llamaba y tu mirada que me encantaba. Entonces no pude contener más el llanto y fui a llorar amargo a mi cuarto, repitiéndome la misma pregunta una y otra vez en mi cabeza - Por qué tengo que sentirme así? - ya es hora de buscar ayuda profesional me dije, buscar ayuda profesional gracias a estos episodios que no puedo borrar contigo. Empecé llamando a Alfonso para hablarle, necesitaba desahogarme (pena co

1 mes y 27 días.

Había despertado recién a las 10 de la mañana, el calor era insoportable, no podía seguir durmiendo. Revisé mi celular y lo primero que vi fueron los mensajes de whatsapp. Tenía 30 mensajes, 5 de Piero y el resto del grupo de mis amigos cercanos. Normalmente no leo los del grupo (sólo a la volada para saber si ocurrió algo importante).  Luego revisé el de Piero, me saludaba y preguntaba cómo estaba. Le contesté y conversamos acerca de lo que había pasado días anteriores (se había atrevido a besarme y yo a corresponderle). Me contó que estaba en la piscina de su condominio, le repliqué por qué no me inscribe para poder entrar. Me dijo que realmente no estaba seguro de hacerlo porque al realizarlo esa membresía duraría un año, y como recién nos habíamos conocido hace ya una semana consecuentemente me preguntó ¿qué somos? Porque no sabía si estaríamos en contacto después de algunas semanas más y entonces no tendría sentido haberme sacado la membresía. Le contesté que nosotros no eram