En la guerra y el amor ¿los celos también valen?

Todo empezó cuando revisé su celular mientras el dormía. ¿Por qué soy dudoso? Es lo que me preguntaba en el transcurso mientras desbloqueaba la pantalla de su G4. Es mi pareja, ¿por qué no confío en él? ¿Es que acaso empezamos demasiado temprano o demasiado tarde?
Cuando revisaba todas sus conversaciones me percaté que había una con su mejor amigo, y sabía que ahí era donde debía entrar. Apenas empecé a leer, me enteraba de cosas que no sabía que habían pasado. Vamos a la reunión de Jason- ¿Quién es Jason? Me pregunté, era el amigo que lo había apoyado mientras con un préstamo que le hizo su mamá a la mamá de mi enamorado mientras él se debatía entre la vida y la muerte en el hospital. Lo tenía muy claro, pero ¿Por qué no me comentó que iba a salir? Mi enamorado ya había aceptado, no había ningún problema en eso hasta que él le escribió que no me dijera nada y que odiaba mentirme. 
Cogí el celular, terminé de leer y de pronto me encontraba otra vez en el dilema de cómo reaccionar ante tal situación. Si él despertaba y yo seguía sin hacer nada me jugaba el papel de estar cómodamente actuando en su cama, algo que no acostumbro a hacer y que considero es de muy mal gusto. Decidí jugarme la presión de que me dijera que era un celoso compulsivo, pero ese no era el tema. Invadí su privacidad, pero en el amor y en la guerra ¿Todo se vale? No sé por qué empecé a dudar de él. Quizá sea por la forma en que lo conocí. Una forma poco usual que no tiene nada que ver con el clásico flechazo a primera vista.  Fue en una aplicación gay, donde todo gay que sabe su uso, no quisiera encontrar a alguien con quien entablar una relación al menos no una sensata, pero nosotros lo hicimos, tomamos el riesgo de hacerlo. Bueno, sin desviarme tanto, dejé su celular encima de la mesa de noche y luego él se despertó, me fui al baño y cuando regresé él estaba viendo su celular, ¿se habrá percatado que leí sus conversaciones? Ya no me importaba quedar como el enfermo celoso, así que le dije quiero irme a mi casa. Me preguntó por qué estaba así, yo le respondí que había visto una conversación en su celular nada agradable; lo primero que me dijo fue con tono exaltado ¿por qué coges mi celular? Le eché en cara todo lo que había leído sobre su salida del día anterior, cuando mientras yo creía que estaba durmiendo porque me dio las buenas noches, él estaba en otro lugar. Su mentira me inquietó la tranquilidad que tenía. Tranquilidad me había costado tener puesto que ya venía dudando de él, no porque me diera motivos sino porque yo ya había aprendido a ser así. Le volví a repetir que quería irme y me respondió con un frío "está bien". No lo pensé y me dirigí a la puerta sin mirarlo, la puerta que daba a la calle se encontraba abierta así que no lo dudé y salí sin decir nada. Me fui caminando como unas ocho cuadras mientras pensaba en lo que iba a hacer. Me entró la histeria y lo bloqueé y lo eliminé de toda red social en la que lo tenía porque no quería que me hable, porque sabía que me iba a hablar. Entonces empezó a llamarme, y mientras le colgaba me volvía a llamar, hasta que me envió un mensaje de texto diciéndome que por qué me porto así, que si quería que las cosas fueran de este modo entonces yo tomaba la elección y la decisión. Decidí contestarle y me empezó a hablar con un tímido hola, como si no fuera a contestarle, y entonces comenzamos a discutir por el teléfono. Llegué a mi casa, y aún seguía discutiendo con él. Ya quería dejar de hablarle. No iba a permitir que me viera la cara de tonto al seguir dándome explicaciones sobre lo que había hecho la noche anterior y que sólo fue una pequeña salida.
Pero sin saberlo ya me encontraba en su casa, no podía haberme ido así de repente. y él me dijo que me quedara a dormir con él porque eso era lo que quería. Ya no había excusas, sólo era su petición de quedarme a dormir con él, y aunque tenía toda la cólera por dentro, acepté hacerlo porque una parte de mi me decía que eso era lo que quería.
Ya para el día siguiente las cosas se volvieron a solucionar cuando me pidió perdón por lo que había hecho, y cuando me dijo que no lo iba a volver a hacer. Entonces quedamos en el acuerdo de tener mayor comunicación, y tener mayor confianza entre ambos. 
Pero regreso a mi casa, y aunque deseo de todo corazón poder confiar en él completamente, siento la soledad de mi habitación abrazándome nuevamente, trato de llamar a un par de "amigos" para poder desahogarme, el primero no contesta y el segundo se encontraba en el antro, como siempre, y me pregunto ¿por qué no soy feliz a pesar de todo? Y por eso me decidí a escribir estos párrafos, quizá encuentre la respuesta en mí mismo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Domingo 30 de Setiembre

Una antipática comparación de mi parte.

Arrepentimiento de un celoso empedernido.