Impulsividad opacada.

Acompáñame al cajero, necesito sacar dinero- me había dicho Javier mientras yo estaba sentado encima de la banca del parque, aquella de marmol que siempre se mantenía fría como mis últimas ganas de vivir. 
Está bien, pero hacia dónde vamos? - le respondí. No lo sé, creo que vamos al cajero que se encuentra en la Av. Panamericana - respondió. Le aseguré que tenía intenciones de irme ya que corría aire y  empezaba mi piel a ponerse de gallina. Está bien - repliqué - de paso me acompañas a tomar mi carro o mejor aún me acompañas hasta mi casa, ya que queda muy cerca - irónicamente se lo dije puesto que mi casa quedaba a 2 km aproximadamente. - Ja, mejor te embarco - replicó Javier, con esas ocurrencias precisas que lo caracterizaban. Por qué lo había llamado justo después de ese pequeño incidente que tuve minutos antes? Es que acaso necesitaba hablar con alguien o simplemente sentir que alguien me escuchara? No estoy seguro si lo uno o lo otro, o quizá ambas. 
Cuando nos dirigimos hacia el cajero del banco, Javier ingresó y me pidió que entrara si quería, visto que hacía frío fuera, entré y al instante salir al notar que el aire acondicionado ponía el ambiente del cajero mas frío aún. Ahora si puedo irme a mi casa, acompáñame- le volví a recalcar - Mejor te embarco- Replicó y de esa forma me choteó. Pensaba que era un tipo muy ameno y de mentalidad veloz, me gustaba hablar con él puesto que podía seguir el ritmo de la conversación, algo que usualmente no suele pasar con la juventud hoy en día... lo siento, estoy generalizando? Pido perdón, quise decir con algunos jóvenes hoy en día! Seguimos caminando, de regreso al parque donde vino a los 10 minutos después que lo llamé para pedirle que me acompañe un momento, cuando en ese entonces no habíamos recorrido ni los cien primeros metros y me percato de dos chicos que vienen en sentido contrario a nosotros, uno de ellos se me hizo conocido y lo identifiqué apenas nos cruzamos. 
Se trataba de Fabian, acompañado de un chico un poco agraciado que nunca había visto en mi vida y al cual le susurró algo apenas me reconoció. 
Yo estaba pensando en Fabian aquel día muy temprano, recordando los momentos que pasamos juntos y los cuales fueron muy intensos para mi. Lo cual me pareció mucha coincidencia el cruzarme con él justamente esa noche, ese mismo día en el que había llorado por encontrarme diferente al mismo que solía ser y por hacer cosas que a veces no me doy el tiempo de pensarlas.
No me saludó, era de esperarse, yo lo había eliminado de mi vida, no quería volver a hablar con él por juzgarlo mal, y me sentí mal por haberlo hecho, fue un error que se paga con la desolación. Sin embargo, lo ví bien, guapo como siempre, me pareció verlo mas alto y con mas cuerpo. Dentro de mí me había alegrado por volverlo a ver, sin importar si solo cruzamos miradas y sin importar que no nos hayamos saludado. En realidad eso no me interesa, simplemente me sentí feliz al verlo, no obstante dentro de mí empezó a generar un tipo de confusión y preguntas que no paraban de venir. Quién era ese tipo con el que andaba? De dónde venían y hacia dónde iban? Estará saliendo con él? Seguirá viviendo en el mismo lugar? Por qué nunca me volvió a escribir? Quién estará disfrutando sus labios esta vez? Y si lo persigo y luego me entero que está pasando con su vida por ahora? O simplemente me vuelvo a conseguir su número telefónico y encontrarlo, perseguirlo, acercarlo, manipularlo, que vuelva a ser mío. 
Mientras seguía caminando con Javier, todos estos pensamientos aparecían en un segundo plano en mi mente, yo seguía conversando de lo mas ameno con él, le comenté sobre las confecciones que estoy haciendo, sobre el título del libro que pienso escribir en algún futuro no tan lejano y a la vez seguía sus chistes y bromas y me reía de tal forma que también me encantaba pasar tiempo con él. 
Pensé que hubiese sido muy complicado haber mantenido una conversación con Javier mientras pensaba en Fabian, pero no fue así, no fue tan difícil como me lo imaginé. Javier ya me había robado un beso en la primera cita, Fabian me había robado todo. 
Al mismo momento que seguíamos caminando y esta vez nos sentamos en una banca que yacía en plena avenida, decidí sacar mi celular y empezar a poner música, canciones que a Fabian le gustaban y que eventualmente Javier no sabría pero le gustaría, siempre teniendo temor de que alguien me robe el celular. En cada canción que pasaba, Fabian aparecía en mi mente y Javier delante de mis ojos. En cada palabra que Javier me decía, escuchaba como terminaba y pensaba en lo que Fabian diría. Javier con 30 años, Fabián con 23. Deseaba tener todo el mundo a mis pies pero no fue así, y soy consciente que tampoco será así. Uno no puede tener todo lo que quiere. 
Amor era una palabra que no venía a mi mente en ese momento, puesto que aún no sabía el significado de enamorarme tampoco. Es cierto. Qué será el amor y qué será enamorarme?
A medida que pasaban las horas, Javier me disfrutaba y yo a Fabian en mi mente. El tiempo voló. Acompáñame a tomar mi carro - le dije a Javier. Mejor te vas en taxi, yo te lo pago pero quédate un ratito más- me replicó Javier. Existe una gran diferencia entre el hombre que se preocupa por ti y el hombre que te cruzaste y no te saludó. Uno es tu  presente, el otro es tu pasado. 
Javier terminó la noche con una broma muy obscena que no me agradó pero me hizo reír. Me embarcó en el taxi que tomé apenas terminó con su chiste. Subí, antes de cerrar la puerta le dije que quería verlo esta semana, asintió.
De camino a casa no podía evitar cada parte del día que podía hacerme crecer como persona, mejorar y aprender. Fabian, Javier, llantos de melancolía, soledad, sexo frustrado, amistades peligrosas y aplicaciones de celular que consumen tu energía vital. 
Cada vez que te cruces con alguien que fue parte de tu pasado, salúdalo o hacedle un ademán de aquellos que no es completa ignorancia, siempre y cuando él esté viendo atentamente. Sino seguid vuestro camino. El presente queda en tus cinco sentidos, el pasado y el futuro en tu mente.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Domingo 30 de Setiembre

Una antipática comparación de mi parte.

Arrepentimiento de un celoso empedernido.