Carencia de Comunicación

ël había venido, suena mi celular, Aló? dónde estás? - Por el parque Kennedy - Así? yo estoy por el centro - En qué parte del centro? - Por los baños - Ok, estoy llendo por el borde.
Asi que me dirijo por el borde para encontrarlo, lo veo, viene con esa forma de caminar que es muy particular de él, como si sus pasos le ganaran a él, además estaba usando una casaca de corduroy que nunca había visto, le quedaba muy bien.
Hola, me dijo - le extendí la mano. Hola - me regresó el saludo. Cómo estás? - me preguntó . Yo bien y tú? - Bien también gracias.
Así caminamos hasta la calle tarata en miraflores un sábado por la noche. Empieza por preguntarme si mi amigo R me había llamado, le dije que si, dos veces, mi amigo R quería que salgamos como una respuesta cuando le comenté que debíamos salir. Sin embargo sabía que él estaba celoso de él, pensaba que mi amigo R es aún un pretendiente mío. Pero si ni siquiera es mi gusto! - le dije. Pero tú de él si - respondió. Ugh - dije con una mueca porque me parecía una situación tonta.
Conversamos sobre política en la universidad, terrorismo, elecciones, hasta que me dijo algo que no me esperaba en ninguno de todos mis estados de ánimo: si quieres puedes ir a la disco. ¿Me estaba dando permiso? Me causó gracia al principio porque era obvio que si me daba la gana podía ir a cualquier parte, sin embargo ese no era el meollo del asunto, ¿Por qué me dijo eso? Su excusa fue que él estaba con dolor de cabezqa y me acompañaría hasta la puerta de la discoteca y luego el se iría a casa. Disimulé e hice como que me encantaba la idea, cuando en realidad estaba empezando a indagar por qué ese cambio! , al fin nos levantamos de la banca en la calle Tarata y nos dirijimos hacia una cuadra de la discoteca, hasta que llegamos a la esquina y me quedé viéndolo con ojos de especulación y ternura. ¿Y tú que vas a hacer? - al fin rompí el silencio. Yo me iré a casa - respondió - Vamos mas allá, no me gusta estar aquí pasa mucha gente conocida - prosiguió y caminó. Lo seguí y le comenté - Creo que te importa demasiado lo que la gente piensa. LLegamos a media cuadra y paró - Aquí está bien - dijo. Bueno creo que mejor te acompaño a tomar tu carro para que vayas a casa y luego yo puedo irme a la disco - le dije. Hizo un gesto de desagrado y luego me dijo - mejor yo te acompaño a la disco y de ahí me voy ja ja. Se me hizo extraño, ¿Quería competir de nuevo? No me gusta cuando trata de competir conmigo. Bueno pero sería una descortesía de mi parte llevar a una persona con dolor de cabeza hacia la puerta de una disco, mejor te acompaño a tomar tu carro que creo que sería lo más apropiado, tú estás mal, yo no. - le contesté. Lo dejé sin palabras para que luego volvieramos al círculo de "Mejor te acompaño yo". Hasta que le pregunté: ¿Te irás con alguien más? - ya no podía contenerme. su actitud me parecía tan extraña, si realmente querías dejarme ir a la disco pues no hubieras venido hasta aquí y me hubieras llamado para evitar que salgas con este dolor de cabeza, cierto? - le dije. Mi suposición fue esa, tenía pavor que se fuera con alguien más. No voy a salir con nadie, para tal caso me estuvieran llamando, cosa que no es así - dijo y me mostró su celular. Bueno entonces no creo que haya ningún problema en que pueda acompañarte a tomar tu carro a casa - le ocmenté finalmente. Empezé a exasperarme y a quedarme parado. ¿Qué piensas? me preguntaba. Estoy esperando que te vayas, ¿no dijiste que tenías que irte? da igual que me dejes aquí o en la puerta de la disco. - le contesté. Entonces le dije que vayamos a sentarnos al parque, caminamos hasta casdi llegar al parque y ya estaba con los nervios en la cabeza, y lo miré y empezé a caminar más rápido que lo usual, di la vuelta a la esquina, por aquellos edificios de departamentos, por esas calles donde casi nadie transita, caminé como 10 cuadras y él no paraba de seguirme, no me atreví a mirarlo, Vete! - le decía. ¿Por qué me dices eso? - me preguntó. ¿No ves que puedes cambiar a lo contrario todo lo que siento por ti? - le dije. Se lamentó y yo seguí caminando. Acaso no sé daba cuenta que yo no quería estar solo, quería estar solo con él, no iba a estar con nadie más ni verme con alguien más. Le había insunuado que venga conmigo pero no quizo, no quería ir a la disco esa noche. Paré, me recoste en un poste, estaba cansado. Me dió un beso en el cuello, me encantó, de hecho me encanta que sea cariñoso y tierno conmigo siempre! Lo miré y le dije: vete. ¿Por qué me dices eso? - contestó con una pregunta. Porque no quiero verte - le dije y preguté - ¿Por qué me sigues?. Porque no quiero que te pierdas - me dijo. Seguí caminando y comenté con autosuficiencia - Yo ya soy lo suficientemente grandesito como para perderme. Pero no sabía el significado ambigüo a las palabras de él. Llegamos a un parque frente al mar, aún no quería que me siguiera, pero en el fondo amaba lo que hacía. Hasta que llegué a una banca para sentarme y meditar en lo que hacía y pasaba, para tomarme el tiempo de arreglar mis pensamientos. Cuando lo veo viniendo por el otro lado del parque, aún siguiéndome y se sentó a mi lado, veía que no quería verlo, que estaba con la mirada en el piso y sollozando. Fue cuando me cogió y me abrazó, tenía que hacerlo y ya no pude contenerme y me heché a llorar. Solo quería sentir su calor, sus manos y su cara rosando la mía. Terminamos viendo el cielo de noche y las luces que se extienden en toda la costa de Lima, bellas de por cierto. Luego fuimos a un bar de la calle Berlín a tomarnos una chela, (nunca uso esa gerga para cerveza) , y luego e irnos a casa en taxi a las 3 de la mañana, quería dormir con él toda la noche. Ya en el taxi me tomó de la mano de la forma que solo él sabe hacerlo. Yo estaba super cansado con los ojos entrecerrados, a la hora que le tocaba bajarse, me dió un beso, abrió la puerta y se fue. Y así llegue a mi casa, con toda una noche inesperada.

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