Encuentros inoportunos.

La semana pasada habíamos ido Jorge, Andy, Jeans y yo a la disco miraflorina donde todo es de color intermitente. Fue la primera noche que nos volvimos a reunir los cuatro después de año nuevo. Comenzamos con un par de vodkas y un whisky que nos llevaron a amenizar un poco el momento, era la hora de ponernos al día con todo lo que nos habíamos perdido de no estar al lado de cada uno; esa es la suerte que corremos algunos amigos que no vivimos estrictamente cerca. Vasos, tragos, baile y un poco de coqueteo nos rodeaban en la noche, no era necesario pero hubieron dos chicos que quisieron bailar conmigo sin que nadie más se enterara, pero como es usual entendieron mi mirada de -no estoy interesado- mientras seguía la música electrónica entrando por mis poros, recuerdo que lo único que me causaba placer en ese momento era sentir la música, me encontraba tranquilo, sereno y disfrutando la noche hasta que un momento en el cual no sé cómo mi mirada empezó a perderse por la zona VIP de la disco, volteando de a pocos mirando cada una de las caras que poblaban el lugar y me centré en una que tenía fija su mirada en mi -era él, mi ex- no sé cuánto tiempo me habrá estado mirando pero de hecho que era por un largo tiempo. No entendí cuáles fueron mis emociones (lo llamaré Ce porque su nombre comienza con esa letra) pero de hecho que no eras nada coherente, sentí que quería ir y cachetearlo pero al mismo tiempo abrazarlo, no pude saber cuáles eran las expectativas que tenía de la noche; la misión -la cuál era divertirme toda la noche- ya no era la misma, se había esfumado, sentí que mis hombros decaían y que mi concentración perdía la noción del presente. De repente el Jeffry que había entrado con el carisma de bailar permanecía estático mientras mi ánimo se convertía en una máscara llena de puros recuerdos ausentes que jamás volverán a sentirse igual mientras convertían mi rostro en una careta contrafuegos e indiferente a su mirada fija en mi.
Pasó una media hora y decidimos ir a otra zona, y ahora realmente agradesco que esa disco tenga tantas lo cual para mi era innecesario si quisieras ligar. Cuando pasaron las horas yo me encontraba recorriendo los pasillos del segundo piso y pasó lo inevitable, tenía que cruzármelo; él estaba con un nuevo punto porque de lo que tengo memoria lo he visto con mas de tres en los últimos seis meses y no es algo de lo que admire de él sino la cuestión de su vida deambulante, lo saludé, me saludó. Ví su mirada, él la fijo, me dijo cómo estaba? Yo le contesté que bien, se fue con el que había venido y yo aparenté no importarme que él estuviera ahí, pero la verdad era que me había bajoneado mi noche.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Domingo 30 de Setiembre

Una antipática comparación de mi parte.

Arrepentimiento de un celoso empedernido.