Una casi larga amistad de 4 años.

Erase una vez un chico que solía ser noble, ingenuo, pacífico y gentil. Le gustaba bailar y disfrutar del buen vino. No escatimaba en compartir su tiempo con los suyos ... hasta que un día la vida le dió una vuelta, lo golpeó, le robó, lo hizo llorar, lo hizo pelearse, lo drogo y él no supo manejarlo. Conoció la lujuria y la vida bohemia, cambió lo permanente por lo superficial, cerró su corazón bajo las llaves del dinero y de la indiferencia y pensó dentro de si mismo que la vida solo tenía sentido si él estaba por delante de todos. De la sierra bajó a la costa, para convertirse en lo que nunca imaginó convertirse. Erase una vez un chico con esa historia de vida y con ese chico yo solía mantener una amistad. Lo cierto es que nuestra amistad era versátil, nos adaptabamos a los tiempos y a las situaciones. Yo recuerdo aquella vez cuando lo conocí, usaba una polera blanca, un pantalón Jean, no tenia demasiado cuidado por su aspecto y era gordo; tímido hasta el punto de hablar monosílabas para contestar cualquier pregunta, pero era educado, respetuoso y también tenía un aura que lo rodeaba que te hacía sentir tranquilo porque sabías que no estabas con alguien con malas intenciones. Ese es mi recuerdo de él cuando lo conocí por primera vez, sin embargo, no todo es lo que parece ni la manera en la que se interpreta. La primera vista es solo una ilusión y las veces que seguía observándolo no me mostraban ninguna vacilación de su voluntad o ego.
Aprendí a entenderlo aunque no me hablara con las palabras adecuadas, con el significado correcto ni con las semántica apropiada. Supe que con él debía aprender a escuchar y a escuchar bien, cada oración poco teñida y cada gesto poco atractivo me sugerían interpretar algún lenguaje que no había aprendido aún, quizá era el lenguaje del corazón. Aprendí a escuchar su tono en lugar de sus palabras, aprendí a observar su expresión en lugar de ponerme en sus zapatos. 
Es cierto, aprendí a ser su amigo, me siento muy triste mientras escribo estas líneas porque son como voces resonantes dentro de mi cabeza que surgen cuando no deberían surgir, porque solo recuerdas algo que ya no pasa ni pasará más, solo puedes meditar en algo que dejaste de sentir, ver y oír porque ya no tienes que concentrarte en hacerlo más. Evidentemente llegue a sentir afecto por él, no un afecto que solo se limitaba a los momentos en los que compartíamos, sino a un afecto que trascendía el tiempo. 
Si, así de sentimental soy yo y no me arrepiento! 
A veces me cambian el tema de conversación cuando empiezo con el "me siento ..." y no sé si lo harán porque llegan a aburrirse o tienen miedo de identificarse con algun sentimiento en común, me gusta pensar que es la segunda opción ya que la mayoría tiene miedo de enfrentar lo que realmente siente y percibe.
Aunque lloré y lloré, por él no he llorado. Recuerdo aquella vez en que lo ví demasiado alegre durante el día, llegó la noche y cayó en un mar de lágrimas, mi corazón fue traicionado, decía y repetía. Yo lo dí todo y me pagaron mal, hice todo por él y me traicionó - seguía argumentando. Lo ví llorar y mucho, me sentí mal por él y a la vez me sentía vacío sin ninguna palabra que podría decirle pero si entendía que era necesario que él pasara por eso, ¿necesario? Bueno quizá algunos no estén de acuerdo conmigo en eso, ya que quizá el meollo esté en la manera en que se enfrente uno al problema que en el problema en si. Deseé poder borrarles las lágrimas, coger sus problemas y tirarlos al mar. La vida no me lo permite y lo único que hago es abrazarlo muy fuerte. Eramos cuatro personas, cuatro mejores amigos y diferentes opiniones pero él siempre se guardaba la suya como si fuera frágil, apunto de romperse apenas se libere en su voz, ¿de verdad pude entenderte? ¿de verdad aprendí el lenguaje del corazón?
No lo sé pero si algún día llegases a leer estas palabras que salen de mi corazón espero que entiendas que yo he sufrido más al observarte así, indiferente a nuestra amistad e intangible a nuestro vínculo.
Pero te agradezco por enseñarme lo que aprendí pero también calle, quizá mi mayor error no haya sido alejarme de ti sino haber callado lo que aprendí estando junto a ti.
Aunque lo último que dejaste son malos recuerdos, no escatimaré en recordarte como el chico noble y tímido que solo quería que su corazón fuera aceptado.

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